La meta es el camino

Sentir que no existe nada más que caminar. Caminar hacia la siguiente etapa, caminar hacia el sepulcro del Apóstol Santiago y, en definitiva, caminar hacia nosotros mismos.

Esta es la mejor sensación con la que me quedo después de haber disfrutado por primera vez del Camino de Santiago. Una aventura que, sin duda, repetiría una y mil veces más.

La conexión directa con la naturaleza, el vínculo que se crea entre la mente y el cuerpo o el contacto tan estrecho que te permite tener con el resto de peregrinos son sólo algunas de las muchas cosas que el Camino de Santiago te permite sentir. Una experiencia que comienza mucho antes de empezar a andar y que continúa en nosotros incluso después de haber llegado a la Plaza del Obradoiro.


En este año Xacobeo 2021, son muchas las rutas que se pueden realizar pero nosotros escogimos El Camino Portugués. Esta se puede comenzar tanto en La Guardia como en Tui y es, sin duda, una de las más bellas no sólo por su impresionante paisaje sino también por el significado que este camino tiene.

Cinco días son suficientes para poder completar un camino de 118,6 kilómetros desde la población fronteriza de Tui y que como punto a favor también cuenta con que no es la más transitada, algo que permite vivir el Camino de Santiago de una forma mucho más pura a la que están acostumbrados quienes escogen los Caminos francés o el inglés.

Tui, Redondela, Pontevedra, Caldas de Reis, Padrón y Santiago son las paradas obligatorias de un camino que combina dos países y con ellos aparece riqueza en sus idiomas, su historia, su arquitectura o su cocina.

Este primer punto de partida cuenta con un rico patrimonio histórico y cultural. Su recorrido tiene como protagonista el cauce del Río Louro alternando caminos con pistas asfaltadas y carreteras. La primera parada con la que cuenta es O Porriño, final de etapa en el caso de que la queramos hacer corta o parada en el caso de que queramos llegar en este primer día hasta Redondela. La capilla de Santiaguiño supone quizá uno de las paradas más destacadas de esta etapa que finaliza en Redondela (+31,6 kilómetros)


Redondela, villa de viaductos situada al borde de la oculta ría de Vigo, inicia la ruta del segundo día pasando por Arcade, famoso por sus ostras, y Pontesampaio sobre el río Verdugo. Después de atravesar diferentes senderos naturales y numerosas parroquias, se llega a los pies de la capilla de Santa Marta para tomar o la carretera o el sendero habilitado como camino complementario que nos lleva hasta la ciudad de Pontevedra. (+19,6 kilómetros)


Pontevedra supone una de las grandes joyas de este camino. La corta parada que nos lleva hasta ella nos permite poder conocer la parte más antigua e histórica de esta ciudad que respira ambiente gallego por todas y cada una de sus calles. La ruta desde Pontevedra a Caldas de Reis circula por un preciosa y abrigada senda que nos lleva muy cerca de la cascada de Barosa o cataratas de Barosa. Un desvío de unos 400 metros que merece la pena realizar para poder disfrutar de un espectáculo de la naturaleza realmente increíble. Los maizales y viñedos de Albariño desembocan en la villa termal de Caldas de Reis. Esta cuenta con un importante paisaje natural del que se puede disfrutar probando su completa gastronomía a orillas de sus ríos Umia y Bermaña. (+21,1 kilómetros)


Esta cuarta etapa y penúltima es, quizá, una de las etapas más bellas del Camino Portugués. Además de ser también la más llana de todas y por tanto, la que menor esfuerzo físico implica. Esta ruta nos despide de la provincia de Pontevedra y nos adentra en la de La Coruña.

El final en el Padrón, y la visita posterior a Iria Flavia, convierten en especial esta ruta ya sólo por el hecho de pisar estos lugares, donde según la leyenda jacobea, además de ser donde predicó el Apóstol Santiago antes de partir hacía Palestina, también desembarcaron sus discípulos con el cuerpo del Santo. Es por eso, visita obligatoria el Pedrón que se encuentra en la Iglesia del municipio.

Además, Padrón constituye uno de los punto literarios más importantes de nuestro país ya que es allí donde se encuentra la casa museo de la escritora Rosalía de Castro o donde descansan los restos mortales del escritor y Premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela. (+18,6 kilómetros)


La salida desde Padrón es quizá la más especial por el mero hecho de que es la última antes de llegar a nuestra meta, Santiago de Compostela. Esta última etapa puede dividirse en dos mitades, una primera casi plana hasta Teo y una segunda más fatigosa hasta la propia Plaza del Obradoiro. Tras unas siete horas es posible poder llegar a la capital gallega no sin antes haber parado en algún núcleo urbano cercano como puede ser O Milladoiro.

Si algo caracteriza la llegada de los peregrinos del Camino Portugués a Santiago es que estos lo hacen desde una parte de la ciudad diferente por la que lo hacen los que vienen de los caminos francés, inglés o primitivo. Poder contemplar, por fin, la Catedral de Santiago es el mejor momento que se puede experimentar más después de más de 100 kilómetros. (+23,7 kilómetros)


El Camino de Santiago además de ser algo que hay que vivir al menos una vez en la vida, también supone una experiencia muy diferente a cualquier otra que se pueda disfrutar. La peregrinación más antigua de Occidente cuenta con un certificado de finalización de la ruta conocido como Compostelana.

Se trata de un documento otorgado por las autoridades eclesiásticas y que certifica que la persona ha completado el Camino de Santiago, recorriendo al menos 100 kilómetros, ya sea a pie o a caballo y un mínimo de 200 kilómetros, si se ha hecho en bicicleta. Esta debe recogerse en la Oficina del Peregrino donde también expiden el pertinente certificado de distancia.

El Camino de Santiago conforma una experiencia única que permite realizarla tanto sólo como acompañado y supone una forma muy especial de celebrar este año Xacobeo 2021 que está previsto que se alargue con motivo de la pandemia de Covid-19 también durante el próximo año 2022.

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