Ni santa, ni llana, ni tiene mar. Así es como se conoce popularmente al pueblo cántabro de Santillana del Mar. Esta es una parada obligatoria en cualquier visita a la región ya que estamos ante uno de los pueblos más bellos de España. Este pequeño municipio conserva toda una esencia medieval gracias a sus calles empedradas y su rica arquitectura.



La Calle de Juan Infante es una de las vías principales de Santillana del Mar y desde donde llegaremos a la plaza del pueblo. A lo largo de toda esta calle destacan el gran número de establecimientos dedicados a souvenirs y objetos de recuerdo. Esta plaza es, sin duda, uno de los lugares más fotografiados por los visitantes cuando llegan al municipio. La casa señorial más fotografiada de la Plaza Mayor es la conocida como Casa del Cura, una vivienda llena de flores en sus balcones de madera.
La Colegiata de Santa Juliana es el siguiente lugar destacable que visitar y hasta donde se puede llegar a través de estrechas calles empedradas flanqueadas por casas de piedra perfectamente cuidadas y restauradas, es un auténtico placer para los sentidos y te llevará durante unos momentos a la época medieval.



A lo largo de todas estas calles nos encontraremos con numerosos hoteles, hostales y posadas donde alojarnos y de esta forma alargar nuestra visita a Santillana. También podremos ver numerosos restaurantes donde comer los platos más típicos de la localidad y entre los que destaca el cocido montañés. Además, la quesada pasiega es el postre obligatorio del que disfrutar sin ninguna duda en esta visita.
La Colegiata de Santa Juliana fue construida a principios del siglo XII y una de las joyas del románico del país. Este templo religioso destaca por la bonita portada de su fachada, el retablo mayor gótico, el sepulcro de Santa Juliana y sobre todo, por su fantástico claustro que tiene unos preciosos 42 capiteles decorados con elementos florales y geométricos.



Otro de los lugares más destacados son el Palacio de los Velarde, situado en la Plaza de las Arenas, o el Museo del Barquillero. El Museo Diocesano Regina Coeli, situado en un convento del siglo XVI de la orden dominicana, es otra de las visitas imprescindibles en nuestra parada en Santillana.
Sin duda, Santillana del Mar es una de las mejores experiencias de las que poder disfrutar visitando la región de Cantabria donde encontraremos toda la tranquilidad y descanso que buscamos.
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