Mundialmente conocida por su Mezquita, Córdoba es, sin duda, una de las ciudades más bonitas de España. Desplegada en torno al Río Guadalquivir, su historia contiene el reflejo del paso de diferentes pueblos como romanos, fenicios y árabes. Un carácter multicultural que ha dotado a Córdoba de una identidad propia y un patrimonio muy difícil de poder igualar.
El epicentro de Córdoba es sin ninguna duda su Mezquita Catedral, su edificio más identificativo y el principal reclamo de la ciudad. Fue construida en varias fases después de que Abderramán ordenase en el año 784 levantar un nuevo templo religioso sobre el lugar que ocupaba la antigua basílica hispanorromana de san Vicente Mártir.



Una de sus particularidades es que, al contrario que la mayoría de templos árabes, no está orientada hacia La Meca sino hacia el sur. Esto la aporta otra singularidad añadida. Además de lo impresionante de su interior, cabe destacar el entorno que la rodea destacando su torre Campanario, que da acceso a un cuidado Patio de los Naranjos rodeado de árboles y fuentes.
Muy cerca de la Mezquita se encuentra el Alcázar de los Reyes Cristianos. Otra de las paradas obligatorias que realizar en Córdoba y uno de los rincones más impresionantes que poder conocer. Fue construido en época del rey Alfonso XI de Castilla y fue elegido en numerosas ocasiones por los Reyes Católicos para alojarse cuando visitan la ciudad.



Su inspiración mudéjar se puede apreciar en sus bonitos patios y en el exterior del propio alcázar. Sus patios han sido durante años inspiración de muchos artistas que aún en estos días siguen reflejando en sus obras la majestuosidad de sus jardines.
El Puente Romano y la Torre de Calahorra son junto con la Mezquita y el Alcázar de los Reyes Cristianos otro de los lugares más fotografiados y más característicos de la ciudad. Desde aquí se puede disfrutar de una impresionante puesta de sol y una bonita estampa nocturna.
Además, hablar de Córdoba es hacerlo también de sus famosos patios. Aunque se pueden visitar durante todo el año, lo cierto es que los más característicos se encuentran en la judería y la mejor época para verles en todo su esplendor es durante el mes de mayo.

La calle San Basilio es el epicentro de esta tradición que fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Paseando por el barrio judío se llega a una de las calles más fotografiadas de España, la calleja de las flores. Desde aquí se puede sacar una de las postales más bonitas de Córdoba. Más alejado de la zona centro, se encuentra el Palacio de Viana, una antigua casa palaciega repleta de preciosos y cuidados jardines que se han convertido en una visita imprescindible.





Ubicada también a unos metros del centro se encuentra otro de los centro neurálgicos de la ciudad, la Plaza de la Corredera. Es uno de los lugares con más singularidad de Córdoba y donde más ambiente para tapear se puede encontrar. Este es un sitio perfecto para poder probar los platos más típicos de Córdoba como su famosos salmorejo, flamenquín, rabo de toro o pastel cordobés acompañado de naranja árabe.



Además de esta, la otra plaza más destacada de la ciudad es la Plaza de las Tendillas. Este se ha convertido en uno de los puntos sociales y comerciales más activos de Córdoba y cerca de la que podemos encontrar el Templo Romano.
Este se trata de uno de los restos más importantes que se conservan de la presencia romana en Córdoba. Ordenado construir por emperador César Augusto a mitad del siglo I D.C y terminado por Domiciano cuarenta años más tarde, fue diseñado utilizando como modelo el templo de Apolo Palatino de Roma.
Córdoba también destaca por es su riqueza museística. Como cabecera se encuentra el de Bellas Artes de Córdoba aunque, quizá, el más recomendable es el museo Julio Romero de Torres. Ambos se encuentran ubicados en el mismo edificio, en la Plaza del Potro. Este es uno de los lugares que más historia alberga destacando en ella la Posada del Potro, uno de los patios más bonitos que descubrir.
Pero si algo tiene Córdoba es tradición taurina. Toda la ciudad está impregnada de esencia taurina como el barrio torero de Santa Marina, lindero al antiguo matadero, las plazas de la Corredera, la Magdalena, o el Campo de la Merced, primitivos espacios donde se lidiaban toros, y el actual Coso de los Califas.
La esencia de Manuel Rodríguez Sánchez, «Manolete», todavía hoy se puede encontrar por cada calle y rincón de Córdoba. Maestro indiscutible y personaje irrepetible en el mundo del toro, obtuvo el nombramiento de ‘Cuarto Califa’ por su creatividad y fue ídolo de masas no sólo en España sino también en América.
En la ciudad se puede encontrar una placa haciendo referencia a la casa en la que el torero nació el 4 de julio de 1917 además de la que fue su casa, hoy reconvertida en La Casa de Manolete Bistró. En esta casa se instaló su capilla ardiente, y de aquí salió el cortejo fúnebre el día de su entierro.
Además de Manolete, Córdoba ha dado otras grandes figuras del mundo del toro. Entre las que destacan: Lagartijo, Guerrita, Machaquito y el Cordobés. Estos, junto a Manolete son los llamados cinco califas. Este es mayor honor al que pueden aspirar los toreros nacidos en la ciudad. Cuenta una leyenda Córdoba, cada treinta años, regala al mundo una figura del toreo.


Uno de los lugares que, precisamente, alberga toda esta importante historia taurina de Córdoba es su Museo Taurino. Este abrió sus puertas el 30 de marzo de 2014 tras más de nueve años de obras siendo un edificio completamente restaurado y contando con un innovador programa museográfico adaptado a las tecnologías del S.XXI. Un imprescindible que poder visitar como colofón a nuestro viaje.