El pequeño París. Así es como se conoce popularmente a la ciudad de Burdeos. Situada al sureste de Francia, su impresionante riqueza patrimonial le ha hecho situarse como uno de los destinos preferidos de Europa. Mundialmente conocida por su vino, Burdeos cuenta con un impresionante casco histórico en el que poder disfrutar no solo de su cultura sino también de su importante gastronomía.
Pasear por Burdeos es viajar hasta otra época gracias a los vestigios medievales que aún conserva en perfecto estado y que ha sabido integrar en una urbe moderna convertida en una de las ciudades culturalmente más importantes de Francia. Convertida en uno de los destinos turísticos principales del país galo, Burdeos tiene mucho que visitar.
Aunque se trata de una ciudad pequeña y acogedora que se puede ver en apenas dos días, lo mejor es poder alargar la estancia para poder disfrutar de forma tranquila de todos y cada uno de los rincones que Burdeos ofrece.
La plaza de la bolsa o Place de la Bourse es el lugar más emblemático de Burdeos. Es impresionante no solo por la fuente de las Tres Gracias que tiene en el centro sino también por los edificios que le envuelven y que que le dotan de un aire muy parisino.
Justo enfrente de esta se encuentra El espejo del agua o Le Miroir d’Eau fue diseñado por el paisajista Michel Corajoud con una serie de chorros de agua que salen del suelo. La magia de este lugar radica en el hecho de que la Plaza de la Bolsa se refleja perfectamente en el suelo. Sin duda, esta es la fotografía más repetida en la ciudad.

A su lado se encuentran Los muelles o Les Quais y que recorre el paso del Rio Garonne por la ciudad durante los 4 kilómetros que tiene de paso por el centro. Este es uno de los lugares culturales más importantes ya que es donde se dan lugar la gran mayoría de actividades con las que cuenta Burdeos.
Siguiendo el camino del río nos podemos encontrar la Ciudad del Vino o Cité du Vin. Este gran museo, inaugurado en el año 2016, ya se ha convertido en uno de los lugares más visitados de Burdeos y donde poder conocer más sobre la historia del vino en la ciudad además de poder asistir a una de sus numerosas catas y degustaciones.



La mejor forma de volver al centro es hacerlo en el mini crucero que ofrece el servicio de transporte público de Burdeos y que permite disfrutar de un agradable paseo por el río Garona. Una vez en el centro, la mejor forma de conocer Burdeos es hacerlo a pie. Unas calles que invitan a perderse por ellas para poder descubrir cada rincón que la ciudad ofrece a todos sus visitantes.
La Puerta de Cailhau o Porte Cailhau es uno de los accesos al casco histórico con las que cuenta Burdeos. Desde aquí se puede comenzar a recorrer el principal barrio de la ciudad, el Barrio de Saint Pierre.
Caminando por sus calles empedradas es como mejor se descubre la esencia de Burdeos. Las mejores tiendas y restaurantes de la ciudad se encuentran aquí. Una amplia oferta gastronómica donde poder probar sus productos más típicos: queso, paté y vino además de sus famosos canelés.



La Catedral de Saint-Andre es, probablemente, el monumento histórico más importante que ver en Burdeos. Esta iglesia de estilo gótico fue declarada Patrimonio de la Humanidad debido a que empezó a formar parte del Camino de Santiago.
Está ubicada en la plaza Pey Berland y aunque fue diseñada con cuatro torres, finalmente se construyeron solo dos. Una de ellas y la más importante, la Torre Pey Berland, es visitable y desde ella, a más de 40 metros de altura, se puede disfrutar de una de las vistas más bonitas de Burdeos.



Paseando por esta zona se llega hasta uno de los lugares más icónicos de la ciudad francesa, la Plaza de la Comedia o Place de la Comédie. Esta alberga en apenas unos metros uno de los edificios más importantes y singulares de Burdeos, El Gran Teatro de Burdeos o Le Grand-Théâtre. Este se destaca por un estilo neoclásico y una fachada imponente, que se encuentra frente al Grand Hotel de Burdeos.


Apenas a unos metros, se erige La Place Quinconces. De camino a esta plaza se encuentra el CIVB (Consejo interprofesional del vino de Burdeos) y Escuela del Vino. Aquí, además de poder disfrutar de una carta de más de treinta vinos, también se puede participar en diferentes talleres de cata, de enología o de descubrimiento.



La Place Quinconces es la más grande de Francia y una de las más grandes de Europa. Es aquí donde se sitúa el famoso Monumento a los Girondinos, como homenaje a este grupo político y hoy en día es elegido como escenario para múltiples conciertos.
El segundo de los accesos históricos de Burdeos es La Puerta de la Gran Campana o La Grosse Cloche. De una belleza impresionante, destaca en el paseo Víctor Hugo por sus más de 40 metros de altura. Es una de las construcciones más importantes que ver en Burdeos, ya que se trata del último vestigio de las murallas de la ciudad. Fue construida en el siglo XIII.


Desde aquí y callejeando por un par de calles se llega hasta una de las arterias principales del casco histórico, la Calle de Sainte-Catherine. De más de un kilómetro, por este recorrido se puede disfrutar no solo de todo tipo de cafeterías y restaurantes sino también de un gran número de comercios y tiendas de ropa.



Y para dar por concluido nuestro viaje a la ciudad gala, qué mejor que disfrutar del impresionante atardecer que nos ofrece el Puente de Piedra o Pont de Pierre, el más antiguo de toda la ciudad. Formando un paseo lleno de arcos, esta infraestructura fue mandada construir por el mismísimo Napoleón Bonaparte. De hecho, está formado por dieciséis arcos, los mismos que letras forma su nombre.
Este puente permite cruzar el bonito Rio Garonne de un lado a otro, ofreciendo unas vistas realmente espectaculares. Desde hace un año su paso está estrictamente limitado a los peatones, al tranvía y a las bicis, lo que le hace ideal para pasear.

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