Mucho más que cientos de kilómetros. El Camino de Santiago no sólo es una sucesión de etapas, de senderos, de naturaleza y de un rico patrimonio cultural. También es un viaje hacia el interior, una desconexión y un encuentro con nosotros mismos. Se puede vivir de muchas maneras y cada uno de nosotros podemos elegir la forma de hacerlo.
La peregrinación hacia el sepulcro del Apóstol Santiago no es sólo la más importante de occidente, sino también la que mayor número de personas registra año tras año. Más de 350.000 lo hicieron en 2019 y aunque esta cifra se vio mermada drásticamente con motivo de la pandemia, se espera que durante este Año Xacobeo 2022 las cifras pueden recuperarse al mismo nivel.
Una ruta que nos regala la posibilidad de recorrer parte de la historia conociendo importantes ciudades jacobeas además de ofrecernos toda una experiencia cultural difícil de igualar. Aunque son varios los itinerarios que el Camino de Santiago ofrece para llegar hasta la Plaza del Obradoiro, lo cierto es que el Camino Francés es el que mayor número de peregrinos registra año tras año.
A pesar de que está compuesto por treinta y tres etapas, la gran mayoría de peregrinos opta por comenzarlo en la veintinueve desde la localidad gallega de Sarria para así poder llegar a Santiago de Compostela en apenas cinco días.
La etapa que une Sarria y Portomarín transcurre a través de sendas rodeadas de bosque y pequeñas aldeas que esconden monumentos como las iglesias románicas de Ferreiros y Barbadelo. Pondremos fin a nuestra etapa en Portomarín, un precioso pueblo a orillas del río que se queda grabado en la retina de todos los peregrinos. (+22 kilómetros).






La etapa entre Portomarín y Palas de Rei discurre mayoritariamente por asfalto y varios desniveles como la salida de Portomarín o el ascenso al yacimiento de Castromaior. Sigue avanzando por zonas rurales entre pequeñas aldeas hasta llegar a nuestro destino. (+25 kilómetros).






Los casi treinta kilómetros que separan Palas de Rei de Arzúa cuentan con continuas subidas y bajadas a través de una etapa en la que se intercalan preciosas aldeas y senderos boscosos y cuya primera gran parada es el municipio de Melide. Aquí se puede comer el mejor pulpo de toda Galicia siendo imprescindible hacerlo en A Garnacha. Esta es la etapa que mayor dificultad presenta no sólo por su duración sino también por el terreno por la que transcurre (+29 kilómetros).






La etapa entre Arzúa y O Pedrouzo es de baja dificultad, avanza por pistas forestales, cruzando bosques y campos caminando por terrenos llanos y cómodos y encontrando abundancia de bares, tiendas y lugares en los que descansar, perfectos para tomarnos la etapa con calma disfrutando de forma más relejada que en días anteriores. (+19 kilómetros).






La última etapa de nuestro Camino Francés se afronta con una mezcla de emociones. Después de cuatro intensos días, apenas veinte kilómetros nos separan de nuestro destino final, la Plaza del Obradoiro. Al tratarse de una etapa sin apenas dificultades, lo recomendable es caminar hasta Monte do Gozo donde ya se puede divisar la Catedral de Santiago y descansar en uno de los bares y cafeterías con los que cuenta esta zona.
Desde allí son solo cuatro kilómetros los que distan de nuestro objetivo que transcurre desde la parte más alejada del centro de la ciudad hasta el casco viejo de esta recorriendo sus mágicas calles y llegando por una de las entradas de la plaza hasta la puerta del perdón. El cansancio desaparece para dejar paso a una emoción indescriptible al alcanzar la esplanada de la Plaza del Obradoiro (+19 kilómetros).






Una vez en Santiago de Compostela, la mejor forma de completar nuestro día allí es visitando la oficina del peregrino, donde se expide la Compostela. Este es el documento que certifica que se ha realizado el Camino de Santiago y es otorgada por las autoridades eclesiásticas.
Para conseguir la Compostela, el peregrino debe haber cumplido tres requisitos básicos: hacer el Camino con motivos religiosos o espirituales, haber recorrido cualquiera de las Rutas Jacobeas al menos 100 kilómetros si es a pie o a caballo y 200 kilómetros si es en bicicleta y acreditar que se ha recorrido tal distancia.
Además de la Compostela, existen otras certificaciones para la gente que ha realizado el Camino como el Certificado de Distancia que acredita el número de kilómetros que se ha recorrido, sea cual sea el inicio de su peregrinación. En él se indica el día y el punto de inicio, los kilómetros, además del día de la llegada y la Ruta por la que se ha peregrinado.
Después de conseguir nuestra acreditación es tradición asistir a la misa del peregrino, que se celebra todos los días en horario de mañana o de tarde. Como símbolo de bienvenida, al inicio de la celebración se procede a la lectura del listado de peregrinos llegados a Santiago que han pasado a reclamar su Compostela en las anteriores 24 horas.
Además del nombre, se indica la nacionalidad y el lugar desde el que cada uno comenzó su peregrinación. Tradicionalmente, los peregrinos del Camino de Santiago dedican el tiempo de oración de la misa del peregrino a dar las gracias a Dios por las experiencias vividas a lo largo de su aventura y por haber alcanzado la meta.



Continuar visitando y redescubriendo la ciudad de Santiago de Compostela, sus calles y su incuestionable encanto fruto de la impresionante conservación de su casco histórico es la mejor forma de cerrar un viaje inolvidable.
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