Recorriendo Milán, la ciudad de la moda

Sofisticada y cosmopolita. Así es Milán, la ciudad de la moda y uno de los lugares con mayor atractivo histórico, cultural y gastronómico del mundo. Milán, ubicada al norte de Italia, en la región de la Lombardía, es una de las capitales italianas más visitadas y es, además, uno de los destinos por excelencia de Europa.

El Duomo es el icono de la ciudad y, también, su centro neurálgico. La tercera catedral más grande de Europa tiene 157 metros de longitud y capacidad para más de 40.000 personas. Como dato curioso, su construcción duró más de 400 años. Si es verdaderamente impresionante por fuera, también lo es por dentro. En su interior se encuentra un Santo Clavo, reliquia perteneciente a la cruz de Cristo, tres enormes ventanales con vidrieras considerados como los más grandes del mundo y la estatua de San Bartolomé desollado.


Además de visitar el Duomo por dentro, otro de los imprescindibles de esta catedral es realizar el recorrido que se ofrece por sus terrazas y desde las que poder admirar sus 135 agujas y 3400 estatuas además de la figura de la Madonnina, símbolo de la ciudad de Milán, y que se encuentra sobre la aguja de mayor altitud, de 108 metros.

La Madonnina es una estatua de cobre dorado de Carlo Pellicani que representa a la Asunción y está situada en el chapitel mayor de la Catedral de Milán. Desde el momento de su colocación, realizada en 1774 , se convirtió en el símbolo de la ciudad, al margen de su significado religioso.


En la misma plaza del Duomo se encuentra la galería comercial más famosa del mundo, la Gallerie de Emanuele II. Diseñada en el siglo XIX, une dos grandes plazas, la del Duomo y la de la Scala. Está diseñada en forma de cruz y cubierta de cúpulas de cristal y en ella se encuentran marcas de moda como Prada, Dior, Giorgio Armani o Louis Vuitton.

En el octágono central de la galería se encuentra un mosaico que muestra el escudo familiar de los Savoia con un ‘famoso’ toro. Según la tradición, tendrá buena suerte aquel que dé tres giros completos por encima del toro, con el pie derecho y con los ojos cerrados.


Este es uno de los lugares más impresionantes de Milán y en él, además de admirar su impresionante infraestructura y disfrutar de sus muchas tiendas, también se puede desayunar en una de las pastelerías más famosas de Italia, Marchesi 1824. Esta es, además, una de las zonas con más encanto de Milán ya que se encuentran algunos de los restaurantes más típicos de la ciudad y, también, sus heladerías más famosas en las que poder probar uno de sus célebres helados de pistacho.


Milán es la capital de la moda italiana e internacional y el Quadrilátero de Oro, otro de los lugares que ver en Milán, donde encontrar las tiendas más lujosas de las firmas más famosas del año. Su nombre se debe a que se encuentra delimita por cuatro calles: Corso Venecia, Vía della Spiga, Vía Alessandro Manzoni y Vía Monte Napoleone, siendo esta última, parte de la lista de la calles más caras del mundo, comparable a la Quinta Avenida de Nueva York.


Desde el Duomo se llega al Castillo Sforzesco por la Via Dante. Este castillo fue construido como fortaleza durante el siglo XIV y es uno de los monumentos más emblemáticos de Milán. Desde aquí se puede dar un agradable paseo hasta llegar al parque Sempione y su Arco de la Paz. Fue destruido por Napoleón en 1801 y reconstruido un siglo después para devolverlo al aspecto que tenía en la época de esplendor de la familia Sforza.


En esta misma zona céntrica se encuentra la Piazza Mercanti, una plaza que recuerda su pasado comercial con elegantes edificios medievales y un antiguo pozo de agua del siglo VXI, situado en el centro. Otro de los lugares que visitar en Milán es el bohemio barrio de Brera, en el que poder disfrutar paseando por sus calles adoquinadas y entrando en tiendas originales, cafeterías y tabernas con encanto. Este barrio, situado en el centro histórico de Milán, concentra numerosos edificios del siglo XVIII y es uno de los lugares con más encanto de la ciudad.

Milán también es conocida por ser la ciudad en la que Leonardo Da Vinci vivió más de veinticinco años y en la que se conservan alguna de sus obras más famosas como el cuadro de ‘La última cena’ que se puedeb admirar en la Iglesia de Santa María de Gracielle. Esta es, además, la obra de arte más visitada de la ciudad y uno de los principales reclamos de Milán. El paso del tiempo y las diferentes guerras han causado deterioro en la pintura y aún después de una gran restauración, todavía se encuentra en un frágil estado de conservación, por lo que se limita el acceso a pocas visitas durante el día.

En cuanto a su oferta gastronómica, como no podría ser de otra forma, la pasta es una de sus grandes protagonistas aunque lo más típico de la ciudad es el risotto a la milanesa. Además, una de las visitas indispensables de Milán es ‘Luini’, un pequeño local cerca del Duomo especializado en ‘Panzerotti’, una especie de versión de los calzoni importada de Puglia en los años 50.


Si se dispone de más días, la mejor forma de completar esta visita a la ciudad italiana es recorriendo uno de los lugares más bonitos del mundo, el Lago Di Como y los pequeños pueblos que están a su alrededor.

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