Turismo en Tenerife, ruta de norte a sur en una semana

La isla más grande del archipiélago canario, Tenerife, es considerada como un verdadero microcontinente en el que poder disfrutar no solo de sus volcanes sino también de su impresionante naturaleza, sus espectaculares playas y su rica gastronomía.

Tenerife cuenta con una importante historia que se plasma en cada uno de los rincones con los que cuenta la isla y que se extiende por 2.034 kilómetros cuadrados. La mejor forma de no dejarse nada por conocer es, sin duda, realizar una ruta en coche.

Una semana es el tiempo perfecto para poder recorrer la isla de norte a sur y de este a oeste. Conociendo así los hasta ocho microclimas diferentes que pueda vivir Tenerife durante el mismo día.

Día 1: Tenerife Sur, El Médano y Porís de Abona

Si por algo es conocida la isla es por sus espectaculares playas y por un clima privilegiado que hace de este un destino perfecto durante cualquier época del año. Incluso en invierno, cuando las gélidas temperaturas protagonizan los termómetros en la península y en Europa, en Tenerife se puede disfrutar de un tiempo mucho más estable.

La Playa de Las Américas es una de las más visitadas en el sur de Tenerife, conocida por su arena dorada y suave, así como por la amplia variedad de entretenimiento que ofrece. Aquí, puedes disfrutar de diferentes deportes acuáticos, y a lo largo del paseo marítimo que la bordea, encontrarás numerosos bares, restaurantes y tiendas.

Otra de las playas más famosas del sur de Tenerife es la Playa de Los Cristianos, considerada una de las mejores junto a la Playa de Las Américas. Es muy apreciada tanto por los residentes como por los turistas. Su arena fina y clara, junto con sus aguas tranquilas, la convierten en un lugar perfecto para familias. Además, está rodeada de una gran oferta de restaurantes y tiendas.


El Médano es otro de los pueblos del sur de Tenerife que vale la pena visitar. Sus playas son ideales para practicar deportes como el surf, windsurf y kitesurf, ya que ofrecen condiciones óptimas durante todo el año.


En este mismo recorrido, subiendo desde Tenerife Sur a Tenerife Norte nos encontramos con Porís de Abona, ubicado en el municipio de Arico. Esta pintoresca localidad costera es famosa por sus playas de arena negra y aguas cristalinas, lo que la convierte en un destino ideal para disfrutar del mar y el sol, así como para practicar deportes acuáticos como el paddle surf y el kayak.

Además, el pueblo destaca por su histórico faro, construido en 1902, que sigue siendo un importante punto de referencia y ofrece vistas panorámicas del mar y la costa.


Día 2: El Teide y Los Gigantes

Es el pico más alto de España, cuenta con 3.718 metros sobre el nivel del mar, y el símbolo de Tenerife y de las Islas Canarias. Es visitado anualmente por 4 millones de turistas ya que, además, es el tercer volcán más alto del mundo, solo por detrás de Mauna Kea y Mauna Loa, en Hawái.

Este gigante geológico es relativamente joven. El Teide, en Tenerife, se formó hace aproximadamente 200.000 años, tras el colapso de un volcán más antiguo que dio lugar a lo que hoy conocemos como las Cañadas del Teide. Desde su base en el océano hasta su cima, este volcán, aunque actualmente dormido, sigue activo y alcanza más de 7.500 metros de altura.


El Parque Nacional del Teide alberga una notable biodiversidad. En sus laderas y cumbre se encuentran especies endémicas de Tenerife, como el pinzón azul, el murciélago orejudo, el lagarto tizón, la violeta del Teide y el tajinaste rojo. Dependiendo de la época del año en la que se visite, el paisaje del Teide puede ofrecer vistas completamente diferentes.

La historia de Tenerife está íntimamente ligada a la presencia de esta majestuosa montaña. Los guanches, los antiguos habitantes de la isla, creían que el demonio Guayota residía en su interior y que, si se enfadaba, podía hacer brotar el fuego de su interior.

El Teide es uno de los lugares más privilegiados del mundo para observar el cielo nocturno. El Observatorio del Teide en Tenerife es uno de los centros de investigación astrofísica más destacados a nivel global y alberga el telescopio solar más grande de Europa.


Ascender al Teide es una experiencia que permite sentir la inmensidad, el silencio y la magia de contemplar el mundo desde un lugar único. Desde el mirador de La Rambleta, es posible divisar La Gomera y El Hierro, sobre un mar de nubes que filtra la luz de manera espectacular.

Tras disfrutar de una mañana admirando de cerca el Teide, la mejor opción es comer en Santiago del Teide, un pequeño pueblo ubicado en la falda de este volcán. Aquí se pueden encontrar restaurantes de comida típica canaria donde poder probar no solo sus famosas papas arrugas sino también ropa vieja o escaldón de gofio.

Muy cerca se encuentran los acantilados de Los Gigantes, ya sea desde el mar o el aire, estos son una de las maravillas naturales más impresionantes de la isla y un destino que no te puedes perder en Canarias. Este lugar es ideal para avistar cetáceos, practicar submarinismo o simplemente bañarse en una de sus piscinas naturales.


Día 3: Puerto de la Cruz e Icod de los Vinos

Situada en el corazón del Valle de la Orotava y bajo la atenta mirada del Teide, se encuentra Puerto de la Cruz, que en sus orígenes fue un modesto pueblo pesquero conocido como el Puerto de La Orotava, se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos de Tenerife.

Reconocida como la cuna del turismo en la isla y, de hecho, en todo Canarias, esta área comenzó a transformarse con la llegada de extranjeros deseosos de disfrutar del clima de «eterna primavera» que ofrece la región.

Este pequeño pueblo pesquero guarda la esencia canaria y en la arquitectura y decoración de sus calles se puede ver plasmada su historia. Un ejemplo de ello es el muelle de Puerto de la Cruz, que data del siglo XVI y que contribuyó al desarrollo de la ciudad sobre todo en el comercio del plátano y del vino.


Muy cerca se encuentra la Plaza del Charco, centro neurálgico de Puerto de la Cruz y desde donde salen sus calles más importantes. El Castillo de San Felipe, situado en la desembocadura del Barraco de San Felipe, es otro de los emblemas de la ciudad y uno de los mejores lugares desde donde vislumbrar el océano que baña esta costa.


El Lago Martiánez es otro de los imprescindibles de Puerto de la Cruz. Un complejo de ocio de unos 100.000 metros cuadrados diseño del artista lanzaroteño César Manrique y que está situado junto al mar, en una superficie de playas y charcos en los llamados Llanos de los Martiánez, el que fue el lugar de baño de los primeros turistas que llegaron a la isla, a finales del siglo XIX.

A pocos kilómetros se encuentra Icod de los Vinos, la Ciudad del Drago es una de las joyas de la isla. Aquí puedes contemplar un imponente drago de más de 700 años de antigüedad, además de un precioso casco histórico declarado como Bien de Interés Cultural.

El Drago Milenario es un impresionante ejemplar de esta planta, ya que no es un árbol, que alcanza los 18 metros de altura y cuenta con una copa que se extiende por más de 20 metros. Su base, igualmente imponente, se radia a lo largo de más de 20 metros, y se calcula que posee más de 300 ramas principales.

Según los estudios, se calcula que tiene entre 700 y 1.000 años y, por eso, fue también declarado Monumento Nacional en 1917 por lo que, para protegerlo, se ha creado el Parque del Drago Milenario.


Pasear por Icod de los Vinos te permite recorrer sus calles empedradas, rodeadas de casas y mansiones de arquitectura canaria tradicional. También se puede curiosear en bodegas, explorar sus museos para conocer más sobre la isla, y si el cielo está despejado, disfrutar de vistas del Teide desde sus rincones.


Pero si algo tiene curioso Icod de los Vinos, es la Casa del Plátano, un museo al aire libre donde poder conocer todo acerca de la fruta más famosa de Canarias y un verdadero icono no solo para esta isla sino también para todo el archipiélago ya que durante décadas su economía ha dependido en gran parte de este alimento.


Este espacio cuenta con una exposición sobre el origen del cultivo en las islas y cómo se realiza en la actualidad y, a lo largo de la visita, se pueden ver de cerca varias plataneras y utensilios que se utilizan en las fincas. Junto a la entrada te regalan un plátano y también se puede degustar el tradicional licor que realizan con esta misma fruta.

Día 4: La Laguna y La Orotava

Fundada a finales del siglo XV, esta ciudad alberga la primera universidad del archipiélago y ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pasear por sus calles empedradas y descubrir la arquitectura tradicional canaria en cada uno de sus rincones es uno de los imprescindibles esta visita.


Entre los lugares más destacados se encuentran la Catedral de San Cristóbal de La Laguna, el Real Santuario del Santísimo Cristo y la Plaza del Adelantado aunque bien merece la pena dedicar un día a conocer a fondo esta ciudad que por momentos recuerda a la capital cubana de La Habana.


Día 5: Santa Cruz de Tenerife, Bocacangrejo y Candelaria

Santa Cruz, capital de Tenerife desde 1833, es el corazón político, económico y comercial de la isla. Aunque no cuenta con un casco histórico de estilo colonial como su vecina San Cristóbal de La Laguna, Santa Cruz tiene numerosos lugares de interés que bien merecen una visita, al menos durante un día.


El Mercado Ntra. Señora de África, la Plaza de España o la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción son algunos de los imprescindibles de esta capital que vive cada año su momento álgido con la celebración de los famosos Carnavales de Santa Cruz de Tenerife y que ya los sitúan como los más conocidos mundialmente solo por detrás de los de Río de Janeiro.

Cerca de la capital tinerfeña se encuentra Bocacangrejo, un pequeño pueblo pesquero que en los últimos años ha ganado en relevancia después de que Rafa, un vecino del pueblo, haya pintado corazones por todo el paseo costero. Un hecho que ha despertado el interés de turistas y visitantes que han alterado la tranquilidad que hasta entonces imperaba en este rincón isleño.


Siguiendo nuestro recorrido en coche, a escasos 20 kilómetros, nos encontramos con Candelaria. Cada año, miles de peregrinos acuden hasta esta localidad para rendir homenaje a la virgen y patrona de Canarias y disfrutar de los atractivos turísticos de esta ciudad rica en patrimonio.

Según la leyenda, fueron dos pastores guanches quienes encontraron la talla de madera oscura de la Virgen de la Candelaria al refugiarse de la tormenta en una cueva natural. Hoy en día, Candelaria sigue celebrando la tradicional ‘Ceremonia Guanche’, que se remonta al siglo XVIII. Los participantes, algunos descendientes de los guanches de Candelaria, se visten con sus ropas tradicionales y representan el hallazgo de la virgen y el milagro posterior.


Además, el monumento más famoso del pueblo es una escultura en homenaje a los nueve menceyes de Tenerife, los antiguos reyes guanches. Visitar Candelaria es también sinónimo de descubrir playas de arena negra y cuevas naturales que aportan un encanto singular al paisaje.

Día 6: Garachico y Buenavista

Es uno de los pueblos más bonitos y con más encanto de la isla. Famoso por haber sido el puerto comercial más significativo de la isla, Garachico aún mantiene su encanto y se ha convertido en uno de los destinos predilectos de Tenerife.

Su atractivo radica en la combinación de su riqueza natural y cultural, donde se puede admirar edificios históricos importantes y disfrutar de una de las piscinas naturales más hermosas del archipiélago.


Con la conquista, las principales poblaciones de Tenerife surgieron en el norte, siendo la zona más fértil. Garachico, con su ubicación estratégica, fue el puerto comercial más importante de la isla, exportando azúcar y vino a América, África y Europa.

En su apogeo durante los siglos XVI y XVII, Garachico contaba con almacenes, mansiones, iglesias y hasta un hospital. Sin embargo, el 5 de mayo de 1706, la erupción del volcán Trevejo sepultó gran parte de la villa bajo lava durante 58 días, destruyendo su próspero puerto y trasladando la actividad comercial a otros puertos como el de Puerto de la Cruz y Santa Cruz de Tenerife.

A pesar de la tragedia, Garachico ha mantenido su encanto gracias al esfuerzo de sus habitantes y a sus atractivos naturales e históricos. Hoy en día, es conocida por su bien conservado casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural en 1994 y galardonado con la Medalla de Oro de Bellas Artes.


Al enfriarse la lava del volcán Arenas Negras, se formaron estas impresionantes piscinas naturales, que hoy son uno de los principales atractivos de Garachico. Nadar en ellas es una experiencia imprescindible y gratuita.


Las piscinas están bien equipadas, con escaleras y zonas para colocar la toalla, y se recomienda visitarlas durante la marea alta. Para mayor comodidad, es aconsejable llevar escarpines. Además, cuentan con socorrista y son aptas para los más pequeños.

Buenavista, uno de los pueblos más cercanos a Garachico, presume de un vistoso casco histórico a imagen y semejanza de la ciudad de Sevilla pues de ahí procedían muchos de sus primeros pobladores. El desarrollo de Buenavista llegó de la mano de la caña de azúcar y de Juan Méndez El Viejo, quien promovió la fundación de este asentamiento como núcleo poblacional.

Buenavista, conjuntamente con San Cristóbal de La Laguna, son los únicos municipios de Tenerife cuyos cascos históricos fueron diseñados de forma ordenada antes de ser construidos. En 2005 el casco histórico de Buenavista fue declarado Bien de Interés Cultural.

Como queda patente, Tenerife lo tiene todo: increíbles playas, volcanes, bosques, paisajes verdes, y espectaculares pueblos que bien merece la pena visitar, al menos, una vez en la vida.

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