Hay lugares que hay que visitar al menos una vez en la vida y ese es el caso de Cuenca, una de las quince ciudades Patrimonio de la Humanidad con las que cuenta nuestro país. Situado a más de 1.000 metros de altura, su centro histórico es conocido por las famosas Casas Colgadas, convertidas en el símbolo de Cuenca y un verdadero espectáculo visual. Todas ellas están situadas sobre un cerro rocoso rodeado por las hoces del río Júcar y el Huécar y se unen así a los demás edificios que bordean este precipicio.
Su casco viejo está protagonizado por pequeñas callejuelas que transportan directamente a la Edad Media, haciendo de esta una ciudad que parece que se ha parado en el tiempo y que sigue ofreciendo el silencio, la calma y el contacto con la naturaleza del que ya carecen la mayoría de poblaciones.
Las Casas Colgadas son el lugar más icónico que ver en una visita a Cuenca. Fueron construidos en los siglos XIII y XV y actualmente solo se conservan tres: la Casa de la Sirena que alberga un mesón y las dos Casas de los Reyes, donde se ubica uno de los museos más visitados de la ciudad, el de Arte Abstracto. A los pies de estas construcciones se encuentra el barranco del Huécar y para pasar al otro lado de la ciudad solo es posible hacerlo a través de un impresionante puente, el Puente de San Pablo.


No apto para personas que tienen vértigo, cruzarlo por primera vez es una experiencia que no se olvida. Las impresionantes vistas que se pueden disfrutar desde él contrastan con la gran altura a la que se encuentra, más de 60 metros. Está construido en hierro y madera y remplaza desde el año 1902 al que estuvo aquí ubicado y que era de piedra. Atravesándolo se puede llegar al Convento de San Pablo, hoy convertido en Parador Nacional.

Los ‘rascacielos de San Martín’ son una de las estampas más fotografiadas. Estas casas de gran altura comienzan teniendo 4 pisos y acaban llegando hasta los 11 y su arquitectura, como la de las Casas Colgadas, se debe al terreno montañoso en el que se encuentra ubicada la ciudad y la arquitectura medieval de la época.
Recorriendo las pequeñas callejuelas del centro se llegar en poco tiempo hasta la Plaza Mayor, otro de los centros neurálgicos de este casco viejo. Sus colores vivos es uno de los aspectos que más llaman la atención de ella y aquí se ubican edificios como el Ayuntamiento, el Convento de las Petras y la bonita y singular Catedral. Este es uno de los mejores lugares donde tomar algo y probar algunas tapas típicas de Cuenca mientras se disfruta de este entorno.

La Catedral de Santa María y San Julián fue construida en el 1177 por orden del Rey Alfonso VIII sobre una mezquita árabe y, en plena era románica, se convirtió en la primera catedral gótica de Castilla. Su exterior destaca por su enorme fachada gótica que tuvo que reconstruirse en el siglo XX, debido a un derrumbe.


Las características geográficas de Cuenca han dado lugar a varios miradores desde donde contemplar sus mejores vistas en las que los ríos Júcar y Huécar cumplen un papel protagonista. Desde el mirador Florencio Cañas, situado cerca de la Plaza Mayor, se pueden ver las vistas del Convento de San Pablo. El mirador del Castillo, situado en las ruinas de la construcción, permite también observar toda la ciudad.

Por su parte, el mirador hoz del Júcar, situado cerca de la Plaza del Trabuco, tiene vistas a la hoz del río Júcar y el mirador del Rey, situado en la parte más alta de la ciudad, ofrece unas vistas panorámicas.

Otro de los puntos destacables que no te puedes perder en la ruta es la Torre de la Mangana, de 28 metros de altura y situada en la plaza del mismo nombre. Se cree que esta torre formó parte del antiguo Alcázar de Cuenca ya que se encontraba en la misma plaza.


A lo largo de todo este recorrido, son muchos los restaurantes que ofrecen los platos más típicos de la gastronomía conquense y de la región. Entre ellos, varios con distinciones de la Guía Michelín o con Soles Repsol.


Entre toda esta oferta se encuentra el restaurante de Fran Martínez, quien fuera concursante de Masterchef 9. El cocinero local siempre soñó con poder poner un restaurante propio en su ciudad y así fue. Ahora, en un coqueto local, ofrece una gastronomía para aquellos que buscan la mejor materia prima junto a una cocina creativa, con un estilo muy personal.
Se puede comer de carta o también probar alguno de los menús degustación en los que combina tradición y cocina fusión para deleitar así a sus comensales.






En caso de disponer de más tiempo, la mejor opción es visitar la Ciudad Encantada, ubicada en el Parque Natural de la Serranía, está compuesta por un increíble paisaje y sus formaciones rocosas con una de las grandes maravillas que poder visitar en España.
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