Viajar hasta Bruselas supone el momento perfecto para poder conocer dos de las grandes joyas del país belga, Brujas y Gante. Situadas a pocos kilómetros de la capital bruselense, y muy bien comunicadas en tren desde allí, ambas conforman una escapada perfecta de un día.
Brujas está declarada como ciudad Patrimonio de la Humanidad. Tiene un casco histórico marcado por los muchos canales que dividen la zona más céntrica así como encantadoras calles empedradas. Todo ello hace de Brujas una de las ciudades más bonitas del mundo.
En Brujas se puede probar algunos de los platos belgas más típicos como son las patatas fritas o los mejillones con patatas además de poder comprar su famoso chocolate en algunas de la muchas tiendas dedicadas a este producto que hay repartidas por toda la ciudad.


La Grote Markt o Plaza Mayor es el corazón de Brujas y uno de sus lugares más fotografiados. Como ocurre en la Grand Place, está rodeada de casas gremiales del siglo XVII con pintorescas fachadas y tejados a dos aguas. Desde aquí sobresale la Torre Campanario Belfort, una torre de más de 80 metros de altura, ligeramente inclinada hacia la izquierda, y uno de los símbolos de Brujas, y el Landhuis, un edificio neogótico que data del XIX.


Además de chocolaterías, Brujas también cuenta con el museo Choco Story dedicado íntegramente a este producto, donde poder descubrir la historia del cacao y la elaboración del chocolate belga, además de incluir una demostración en vivo con un maestro chocolatero y una degustación.
El Muelle del Rosario, ubicado detrás del Ayuntamiento, un antiguo muelle de mercancías en la época medieval, es hoy uno de los lugares más visitados y fotografiados por los cientos de turistas que visitan cada día Brujas.

Bordeando el canal Dijver se llega hasta la zona peatonal de Groenerei, conocida como el muelle verde por el color de sus aguas y la vegetación que brota a orillas del canal. Desde aquí se obtienen las vistas de los puentes Meebrug y Peerdenbrug, de la Iglesia de Notre Dame y de la Torre Belfort, además de estar rodeado de distintos edificios flamencos.


Desde Gronerei se puede llegar al puente Molenbrug, desde donde disfrutar de unas bonitas vistas de la ciudad. Fue construido en el año 1910 y está situado entre el palacio de Gruuthuse y el parque Artsenhof. Es conocido como el Puente del Amor y desde aquí se puede observar la torre de la Iglesia de Nuestra Señora, la segunda torre de ladrillo más alta del mundo y donde se albergar en su interior la Madonna de mármol de Miguel Ángel.



Además de este templo, Brujas también cuenta con La Catedral de San Salvador, la iglesia más antigua que visitar en Brujas. Dispone de una torre de 100 metros de altura del siglo XII que está coronada por una aguja gótica.
Como curiosidad, Brujas ofrece visitar el Museo de las Patatas Fritas, Frietmuseum, dedicado a uno de los productos más emblemáticos de la gastronomía belga y uno de los planes más originales que poder realizar en la ciudad.
Otra de las plazas más bonitas que ver en Brujas es la de Jan Van Eyck, construida en honor a este famoso pintor flamenco, donde tuvo su residencia y taller. Aquí, está levantada una escultura de mármol en su honor y es el punto de inicio del canal Spiegelrei.

Tras visitar Brujas, la mejor forma de completar el día es visitando Gante, situada a muy poca distancia y hasta donde se puede ir cogiendo un tren desde la estación. Al llegar a la ciudad medieval, una de las primeras vistas que se obtienen son las de los muelles de Graslei y Korenlei, los más famosos.
Impresionan también las fachadas tan bien conservadas de las casas gremiales. Desde el Puente de San Miguel se puede obtener una vista panorámica de ambos muelles. Cruzándolo se llega a Korenmarkt, una de sus plazas más populares y donde poder comer unas de sus famosas patatas fritas, un auténtico furor para locales y tursitas. Desde aquí se puede ir también hasta la la calle comercial Veldstraat.


La siguiente parada es la Torre Belfort, un campanario coronado por una escultura de un dragón y que ofrece la mejor vista de la ciudad gracias a sus más de 90 metros de altura. La Catedral de San Bavón fue construida en el siglo XIV y es famosa por tener en su interior el retablo de la Adoración del Cordero Místico.

Muy cerca, el Ayuntamiento de Gante, que presume de una fachada de estilo gótico y otra renacentista. Otra de las calles más famosas de Gante es la de Werregarenstraat, conocida por estar llena de grafitis y arte callejero. Desde este punto se puede llegar a la Plaza Vrijdagmarkt, una de las más populares de la ciudad.
Gante conserva una imponente fortaleza dentro de la ciudad: el Castillo de los Condes de Flandes. Este destacado monumento ha tenido una existencia de lo más convulsa, estrechamente vinculada a la compleja y a menudo agitada historia política y social de la ciudad. Se trata del único castillo medieval con foso que queda en Flandes con un sistema de fortificación prácticamente intacto.

Aquí se sitúa el cañón rojo Dulle Griet del siglo XV y que da nombre también al bar más famoso de la ciudad, ubicado en esta misma plaza y donde puedes probar una cerveza artesanal belga siempre y cuando se deje una zapatilla o zapato como fianza.
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